Mi trabajo…

Buenas a todos de nuevo,

no sé si recordáis que el primer día os dije que soy enfermera. Al decir esto, no puedo dejarlo ahí, si no que añado que adoro  mi profesión, cada día encuentro algo nuevo, algo que me encanta y eso hace que recuerde el momento en el que decidí estudiar enfermería. Hace ya cuatro años y no estaba segura. Nunca había tenido ninguna experiencia traumática, ni yo ni familiares cercanos, por lo que no sabía cómo iba a aceptar una profesión tan dura psicológicamente.

Pero acerté. En Berlín he estado colaborando con  una empresa de cuidados domiciliarios, que aunque no es mi trabajo, supongo que está ligado. Me relaciono con gente mayor, alemana, que en la mayoría de los casos está sola. Viven solos su madurez y necesitan compañía. Lo único que tienen es la compañía de los trabajadores de esta empresa algunos minutos al día, y eso les da alas para tener ilusión hasta el día siguiente.

Las enfermedades mentales son las más comunes, pero no por eso los que las padecen tienden a ser menos interesantes o inteligentes. Se preocupan por todo e intentan recordar tu nombre, tu edad, nacionalidad… Y saben y agradecen día tras día el que les ayudes, el que les eches una mano para salir de la bañera o que les aclares qué día es hoy.

Y esto te deja con una sensación… genial! Llego a casa recordando las historias de todos y la sonrisa con la que los dejas, al cerrar la puerta. Imagino mi futuro o el de mis seres queridos y… nunca se sabe. Solo espero que alguien me haga sonreir aunque sea unos minutos al día.

Hasta mañana a todos, grandes y pequeños.